A menudo, compañeros de trabajo nos envían una variedad de mensajes humortivadores que provocan más nauseas que las sonrisas que deseaban compartir contigo. En torno a esos mensajes hice mi versión de lecciones de la vida que seguramente harán toda la diferencia en sus vidas. Disfruten.

He aprendido que el que se llena la boca de mierda, la cagará mañana.

He aprendido a nunca buscarle el colmo a las cosas, porque ese es el colmo.

He aprendido que un comentario mal pensado a menudo se gana una galleta bien tirada.

He aprendido que el que liga, no tiene y el que tiene no liga.

He aprendido que jurar que uno se las sabe todas resulta en la vida enseñándote a las malas que eso no es cierto.

He aprendido a no ser un aprovechao cuando no hay oportunidad, pero que una oportunidad que no se aprovecha es el doble de ignorante.

He aprendido que en el mundo profesional no importa quien es becerro y quien es ganso porque ambos tipos son igual de animal.

He aprendido que a veces el que no llora es el que mama.

He aprendido que tienes que trabajar mucho para un día sin una sonrisa.

He aprendido que la mejor inspiración viene de los lugares más inesperados, como un inodoro o un clip de Noelia.