Friday, September 4, 2009

Carta abierta al Departamento de Hacienda

“A reclamar los intereses.”

Eso es lo que dice el artículo de El Nuevo Día en torno al millar de personas que entienden que se le deben unos chavitos debido a que recibieron cheques emitidos luego del 31 de julio por la misma cantidad que le indicaba su planilla… y para la mayoría no va a cambiar. Aunque la reputación de vagos y quedados es popular el describir a los puertorriqueños, por cuan cierta o falsa sea, la reacción de apatía en torno a los ingresos no se debe a falta de deseo por reclamar lo nuestro. Esto no es una lucha de estatus, una pelea por los derechos humanos ni el reclamo por la vida; es simplemente evidencia adicional que el gobierno de Puerto Rico y sus agencias utilizan los medios para su propio bien, manipulan información y suben esperanzas para apaciguar la ira de tener que esperar de sobra por el dinero que se nos debe.

Aún hoy 4 de septiembre se andan procesando planillas y por cuánto insistan que son sólo aquellas que tienen problemas matemáticos, no queda duda alguna de que hay varias personas que entregaron su planilla a tiempo y andan pillados porque como muchos, cometieron el error de contar con ese dinero. El problema de esta situación y la razón por la cual muchas personas no van a “reclamar lo suyo” es que los intereses que en algún momento fueron el 6% de la planilla, que para muchos pudiese sobrepasar los $100 (y en estos tiempos sí que vale el refrán redundante de “100 pesos son 100 pesos”), terminaron siendo un doceavo de esa cantidad ya que el 6% es lo que uno puede recibir si pasa un año. Para ponerlo más en arroz y habichuelas, lo que iba ser una ayudita terminó siendo una cantidad que no da ni para llenar la mitad del tanque de gasolina.

Es simplemente otro caso del asterisco. Si no leíste los legales, pues mala tuya. El problema es que se nos vendieron villas y castillos, se explicaron las cosas superficialmente y una vez más, anota el gobierno, porque por veinte trapos de pesos, muchas personas no van a salir a la calle a gastar su hora de almuerzo o pasar el mal rato de bregar con una agencia de gobierno, ya que por lo general, estas se nutren de energía y tiempo, consumiendo ambos y dejando sólo un bagazo de mal humor y el semblante pelado de un chinche. No son faltas de ganas, es decir que no vale la pena y dejar que el gobierno se embolsille nuestro dinero, porque de $20 en $20, se llegan a miles y millones, que en vez de emplearse para pagar las agencias del gobierno antes de que tengan que cerrar operaciones nuevamente por falta de capital para pagar nómina, primero se usarán para pagar la dieta de un senador goloso o a remodelar el próximo Capitoilet.

Pero pues, probablemente es que no entiendo el proceso, las cosas no son tan simples como uno se piensa y aún estamos sufriendo las consecuencias de gobiernos anteriores. En otras palabras, el mismo cuento de siempre y como buen puertorriqueños, responderemos con un “pues, que se va a hacer”.

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