Monday, May 30, 2011

Recaudando dinero en la luz – un verdadero valor puertorriqueño


No hay nada mal con querer ir a una competencia en Estados Unidos y necesitar recaudar fondos. Si lo resumes es básicamente tener un sueño y necesitar lograr la manera de llegarle. Básicamente lo único que limita tus esfuerzos de recaudación es el nivel de creatividad que emplees. Desde un venta bajo la carpa, a un bazar, vendiendo limonada, bizcochos, un talent show o hasta ventas de pizza o botellas de agua… la realidad es que HAY maneras de ganarte ese dinero o de justificarlo. Pero en vez de hacer algo para ganarse ese dinero, como muchas cosas, esperamos que no los regalen.

Ciertamente pararse bajo el sol boricua en una luz no es placentero, pero tampoco toma una ciencia ni mucho esfuerzo. Es aguantar calor mientras esperas por el mantengo a base del ay bendito, lema nacional de nuestra querida isla que tanto se le ha olvidado cómo ganarse el dinero. Hay quien dice que tal pensamiento es ignorante de mi parte porque yo no entiendo lo que es pasar necesidad, porque soy un cuello blanco y miles de otras razones para tratar de desvirtuar la atención de la realidad – y es que hay DEMASIADA gente que vive del mantengo y no es por nada, pero me desgarra las entrañas el que yo tenga que dejar artículos de mi compra por falta de presupuesto mientras personas con la tarjeta de la familia tienen dos carritos de compras llenados más a capacidad que si Aventura tuviese un concierto gratis en el Choliseo. No estoy diciendo que todo el mundo que tiene la tarjeta de la familia la usa irresponsablemente, pero es innegable compartir que hay personas que abusan de los beneficios que le dan.

El recaudar dinero en una luz es una acción ignorante, irresponsable y dañina a la sociedad porque le estás diciendo a un chamaquito que es tan especial que le van a regalar los medios para lograr sus metas y sueños. Siendo honesto, la única otra profesión que depende exclusivamente de la recaudación monetaria en cada semáforo de esta isla es el ser un deambulante.

Se le enseña la valiosa lección de poner cara de víctima y necesidad para que llueva maná capitalista y abracadabra, nos fuimos a Washington el equipo entero con sus familiares que no tienen por qué servir de sanguijuela financiera, pero pues, como la limosna fue tan efectiva, por qué no llevarlos. ¿Pues por qué recurrir a esta acción si es tan despreciable? La contestación es simple y desagradable… porque funciona. Y si funciona, ¿pues para qué pasar esfuerzo?

Esa es la misma actitud que le enseña a un joven a quejarse y llorar hasta que le den una A, los mismos valores que usan los corruptos y criminales cuando están en la corte para justificar su desliz con la ley y los mismos valores que nos han llevado al actual estado de crisis financiera y moral del país. Por eso invito a que se mande pal infierno el ay bendito aunque sea por un año como un experimento socio cultural. Quién sabe, a lo mejor recobramos algo de lo que nos hacía un sitio tan agradable para vivir hace dos décadas.




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